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El presidente del Gobierno norirlandés, el unionista David Trimble, dio ayer un ultimátum a Londres para que expulse al Sinn Fein del Ejecutivo autónomo. De lo contrario, a los unionistas «no nos quedará más alternativa que dimitir nosotros», amenazó Trimble tras una reunión con el primer ministro británico, Tony Blair, en Londres, suponiendo un peligro para las aspiraciones del proceso de paz en el Ulster.

Según Trimble, la posición del Sinn Fein, brazo político del Ejército Republicano Irlandés (IRA), «ya no es sostenible» después de que saliera a la luz una supuesta red de espionaje del grupo terrorista dentro del Gobierno británico. El escándalo se destapó el pasado viernes a raíz del registro policial de las oficinas del Sinn Fein en el parlamento norirlandés. El Gobierno británico trató de restar dramatismo a las declaraciones de Trimble, cuyo partido cuenta con cuatro de las doce carteras del gobierno autónomo de poder compartido.

Antes de tomar ninguna decisión, aseguró el ministro británico para Irlanda del Norte, John Reid, Londres escuchará a todas las partes implicadas en el proceso de paz. Sin embargo, reconoció que no será fácil encontrar una fórmula que permita mantener el funcionamiento de las instituciones autónomas. Tal y como están las cosas -tanto la expulsión del Sinn Fein como la dimisión de los cuatro ministros del UUP precipitarían la caída del gobierno provincial-, la opción que cuenta con más posibilidades es que Londres suspenda de modo temporal la autonomía norirlandesa.

Antes de la reunión de ayer en el número el primer ministro británico se declaró « decidido» a encontrar una solución a la crisis, la peor que vive el proceso de paz de Irlanda del Norte desde la firma del acuerdo de Viernes Santo el 10 de abril de 1998. Blair, quien ha reconocido que la situación es «muy grave», se reunirá mañana con su colega irlandés, Bertie Ahern, y antes de partir hacia Rusia el jueves dialogará con el líder del Sinn Fein, Gerry Adams, para analizar la situación.