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El Kremlin anunció el comienzo ayer de una ofensiva a fondo contra la guerrilla separatista islámica en Chechenia y paralizó, al mismo tiempo, la reducción del contingente militar que tiene emplazado en esa república del Cáucaso Norte. «A partir de hoy (ayer) la agrupación militar empezó una gran operación especial, severa, pero selectiva, en todas las regiones de Chechenia», dijo el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Ivanov, a su llegada a Jabarovsk, ciudad en el extremo oriente de Rusia.

El ministro de Defensa anunció también que había tomado la decisión de paralizar los planes de reducción de las tropas en Chechenia, donde actualmente se encuentran emplazados hasta unos 80.000 efectivos según distintas fuentes. La ofensiva militar rusa parece ser la respuesta del Kremlin a la toma el pasado día 23 en el teatro Dubrovka de Moscú de casi un millar de rehenes por un comando terrorista chechén, que se saldó con 160 personas muertas, 119 cautivos y 41 secuestradores. Casi la totalidad de los secuestrados por el comando murieron a consecuencia de la inhalación del gas.

El anuncio del Kremlin coincidió con el derribó de un helicóptero militar MI-8 por parte de la guerrilla chechena, ataque en el que murieron al menos nueve soldados rusos, informó el portavoz de la agrupación federal destacada en Chechenia, teniente coronel Boris Podopriga.

Según del portavoz militar, el aparato se estrelló tras ser alcanzado por un misil tierra-aire. «El disparo del misil fue efectuado desde las ruinas de un edificio de cinco plantas situado en las afueras de Grozni (la capital chechena)», dijo Podopriga a la agencia rusa Interfax. Este es el segundo helicóptero ruso derribado por la guerrilla chechena en menos de una semana y el séptimo en lo que va de año. El más cruento de los ataques contra helicópteros rusos en Chechenia se produjo el pasado 19 de agosto, cuando 124 militares resultaron muertos al ser abatido, también en las afueras de Grozni, un gigantesco MI-26, con 152 personas a bordo.