Una tormenta de arena hizo modificar los planes del eje aliado y frenó su avance hacia Bagdad.

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EFE-DOHA
Una espectacular tormenta del desierto cubrió ayer de polvo y arena Bagdad y otras poblaciones iraquíes, y forzó a la población a refugiarse en sus casas. La tormenta de arena, acompañada de fuertes vientos, comenzó a azotar Bagdad a primeras horas de la mañana, redujo la visibilidad a cero y sumió la capital iraquí en una completa oscuridad. Este hecho frenó el avance de las tropas aliadas. En rueda de prensa, el general Víctor Renuart, de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, manifestó que la tormenta, que se prevé dure al menos hasta hoy, afecta sobre todo a la actuación de los helicópteros de combate, pero no tanto a las fuerzas terrestres, que prosiguen las operaciones según lo previsto.

Renuart comentó que la tormenta de arena afecta a los dos bandos por igual y, lo mismo que dificulta y entorpece las operaciones con helicópteros, «también hace lo propio con los tiradores iraquíes». Sin embargo, fuentes militares -y las imágenes que ofrecían las cadenas de televisión sobre el terreno- muestran que el avance por tierra también estaba resultando afectado por la tormenta, al parecer, una de las más intensas de los últimos años. El Ejército norteamericano perdió ayer dos helicópteros Apache a consecuencia de la espectacular tormenta, según fuentes militares norteamericanas. Las fuentes no ofrecieron más detalles.

Las fuerzas anglo-estadounidenses preparaban ayer el asalto terrestre contra Bagdad con bombardeos aéreos contra la periferia sur. Un general estadounidense, Stanley McChrystal, indicó que los bombardeos «siguen estando concentrados contra objetivos claves del régimen« y apuntan a «debilitar la Guardia republicana« dirigida por Qussai, el hijo menor del presidente iraquí. Según los analistas, los bombardeos aéreos deben preparar un asalto terrestre contra Bagdad, mientras que la Tercera división estadounidense de infantería se encuentra a menos de noventa kilómetros al sur de la capital. Pero si bien la avanzada de las tropas estadounidenses se encontraba a un centenar de kilómetros de Bagdad, el grueso de las tropas estaba aún muy distante.