El primer avión militar estadounidense aterrizó ayer en el
aeropuerto de Bagdad, a 20 kilómetros al suroeste de la capital,
según informó la CNN. Fuentes de la tercera División de Infantería
aseguraron que el aterrizaje se produjo a las 20.00 hora local del
domingo en la sección militar del aeropuerto, controlado por las
tropas estadounidenses desde el pasado viernes.
Otras fuentes citadas por medios estadounidenses indicaron que
el primer avión en aterrizar fue un avión de transporte C-130, pero
no precisaron si llevaba tropas o material a bordo.
El mando militar de Estados Unidos informó el sábado del envío
de 7.000 soldados de refuerzo para asegurar la toma del aeropuerto
internacional de Bagdad, después que se siguiera encontrando cierta
resistencia.
De otra parte, la Fuerza Aérea de Estados Unidos comienza a
aplicar sobre Bagdad tácticas novedosas de apoyo a las tropas de
tierra, que han dispersado ya a buena parte de las fuerzas iraquíes
y podrían decidir el resultado del combate urbano.
El jefe de la aviación estadounidense en el Golfo Pérsico,
general Michael Moseley, explicó que decenas de aviones de combate
y bombarderos se encuentran permanentemente sobre la capital
iraquí, de cinco millones de habitantes, mientras las tropas
avanzan desde los suburbios.
Durante la última semana, los aviones de Estados Unidos y del
Reino Unido han efectuado un promedio de 1.000 salidas diarias
desde bases y portaaviones situados en el Golfo Pérsico, el mar
Mediterráneo e Inglaterra.
Moseley dijo que si los restos de las divisiones de la Guardia
Republicana iraquí, que el Pentágono considera disgregadas, se han
concentrado en la capital y deciden lanzar una sangrienta batalla
urbana, los aviones lanzarán una amplia gama de bombas y cohetes de
precisión, día y noche, en una especie de lucha aérea casa por
casa.
«Hemos empezado a aplicar un concepto de operaciones para el
apoyo del combate urbano», dijo Moseley en conferencia de prensa
transmitida por vídeo-conferencia al Pentágono desde su puesto de
mando en el Golfo. «Vamos a seguir hasta el final. Seguiremos
matándolos hasta que capitulen».
Según Moseley, «el truco está en el uso del arma más pequeña que
sea posible para lograr el efecto máximo de manera que se eviten
las pérdidas innecesarias de vidas civiles y la destrucción de
propiedades».
Durante la semana pasada, las tropas estadounidenses ocuparon el
aeródromo de Tallil, a las afueras de Nasiriya, que no se ha usado
durante 12 años desde que EE UU y el Reino Unido impusieron, por su
cuenta, dos zonas de exclusiones aéreas que privaron a los iraquíes
del uso de dos tercios de su espacio aéreo.
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