Washington sigue así avanzando en la consolidación de la Irak
posterior a Sadam Husein. Jay Garner, gobernador civil provisional
de Irak, aseguró que Estados Unidos no dictará la forma ni la
composición de ese nuevo Ejecutivo.
Según publicó ayer el diario norteamericano 'The New York
Times', el Ejército norteamericano celebró en los últimos días
varias entrevistas para el mantenimiento de cuatro bases militares
en Irak: en el aeropuerto internacional de Bagdad, en Tallil (cerca
de Nasiriya, en el sur), en una zona aislada del desierto y una
cuarta en Bashur (en el Kurdistán iraquí, al norte). Los militares
norteamericanos ya están utilizando estas bases para apoyar las
operaciones contra los focos de resistencia del antiguo régimen de
Sadam Husein, para la distribución de la ayuda humanitaria y como
punto de apoyo a las patrullas de reconocimiento.
Pero el futuro acceso de EE UU a estas bases dependerá de las
relaciones entre Washington y el nuevo Gobierno iraquí. De hecho,
el apoyo militar aumentaría la influencia en la frontera con Siria
y, teniendo en cuenta la presencia norteamericana en Afganistán,
Irán quedaría rodeada.
Según un alto cargo militar estadounidense, estos objetivos no
suponen una contradicción con la política oficial de la
Administración estadounidense, que marca una rápida retirada de
Irak.
«Lo único que nos importa es favorecer un proceso democrático
para la creación de un gobierno elegido libremente por el pueblo.
Qué tipo de gobierno, qué tipo de proceso, eso depende de
ellos».
Por otra parte, el presidente George W. Bush dijo que no estaba
«preocupado» por las manifestaciones en Irak que llaman a las
fuerzas de Estados Unidos a salir de ese país, diciendo que son
«símbolo de libertad».
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