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ELÍAS BENARROCH-JERUSALÉN
El Gobierno israelí resolvió ayer que el presidente palestino, Yaser Arafat, debe «desaparecer» de la zona, aunque no lo hará en estos momentos debido a una promesa del primer ministro Ariel Sharon a EEUU.

«Arafat es un obstáculo para todo proceso de reconciliación entre israelíes y palestinos, e Israel actuará para que ese obstáculo desaparezca de la forma y en un tiempo que (el Gobierno) determinará más adelante», dice la resolución del Ejecutivo israelí. Analistas locales tratan todavía de entender cuál es el significado práctico de la decisión, que responde a la voluntad de la gran mayoría de los ministros del Gobierno más que a las recomendaciones de los servicios de seguridad. Unos sostienen que por «hacer desaparecer» debe entenderse la expulsión del «rais», que lleva confinado en la mukata de Ramala cerca de dos años. Otros, sencillamente no descartan que Israel cumpla literalmente la amenaza y elimine físicamente a Arafat dentro de su política de ejecuciones extrajudiciales de dirigentes de la Intifada de Al-Aksa.

No obstante, no parece ser ésta última la intención del Gobierno israelí, según el Canal 10 de la televisión. La fuente reveló anoche que una selecta unidad de comandos del Ejército lleva meses entrenándose para entrar en la «mukata», capturar con vida a Arafat y sacarlo de allí.