«Arafat es un obstáculo para todo proceso de reconciliación
entre israelíes y palestinos, e Israel actuará para que ese
obstáculo desaparezca de la forma y en un tiempo que (el Gobierno)
determinará más adelante», dice la resolución del Ejecutivo
israelí. Analistas locales tratan todavía de entender cuál es el
significado práctico de la decisión, que responde a la voluntad de
la gran mayoría de los ministros del Gobierno más que a las
recomendaciones de los servicios de seguridad. Unos sostienen que
por «hacer desaparecer» debe entenderse la expulsión del «rais»,
que lleva confinado en la mukata de Ramala cerca de dos años.
Otros, sencillamente no descartan que Israel cumpla literalmente la
amenaza y elimine físicamente a Arafat dentro de su política de
ejecuciones extrajudiciales de dirigentes de la Intifada de
Al-Aksa.
No obstante, no parece ser ésta última la intención del Gobierno
israelí, según el Canal 10 de la televisión. La fuente reveló
anoche que una selecta unidad de comandos del Ejército lleva meses
entrenándose para entrar en la «mukata», capturar con vida a Arafat
y sacarlo de allí.
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