La contundente victoria de la Unión Cristianosocial (CSU) en las
elecciones regionales de Baviera ha ofrecido al líder bávaro,
Edmund Stoiber, una pequeña revancha por su derrota frente al
canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder, en las generales de
hace un año.
La CSU ganó con un 61,4% de los votos, lo que supone una mejora
del 8,5% respecto a los últimos comicios de hace cinco años, y lo
que le dará en el Parlamento regional una mayoría de tres cuartos
suficiente para cambiar la Constitución, algo que ningún partido
había logrado hasta ahora en Alemania.
El Partido Socialdemócrata (SPD) llegó apenas al 18,9% de los
votos, un retroceso de 9,8 puntos respecto a hace cinco años y el
otro partido que entrará en el Parlamento regional, Los Verdes,
obtiene un 7,6%, 1,9 por ciento más que en 1998.
Stoiber hizo campaña diciendo que habría que considerar cada
voto por la CSU, el partido del que es presidente, como un voto
contra el Gobierno de Schroeder.
A la hora de explicar la victoria apabullante de ayer, Stoiber,
en vez de insistir sobre los méritos del Gobierno bávaro que
dirige, se apresuró en declarar que el resultado se debe, en gran
parte, «al profundo descontento de los electores...por el desastre
que reina en Berlín».
El propio candidato socialdemócrata, Franz Maget, dijo que, «sin
querer buscar excusas», hay que reconocer que el SPD tuvo que hacer
campaña en un momento de «desánimo sin parangón».
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