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EFE-LA PAZ
El nuevo presidente de Bolivia, Carlos Mesa, ofreció ayer un mensaje conciliador al pueblo boliviano, al que pidió tiempo para que le permitan llevar a cabo la transición y superar la convulsión social. El hasta ahora vicepresidente Carlos Mesa es desde ayer el sexagésimo cuarto presidente de la historia del país.

El nuevo presidente, periodista de profesión, se comprometió a convocar elecciones generales tras una periodo de transición, para lo que pidió la colaboración de todo el pueblo.

El Congreso boliviano logró salvar la sucesión constitucional al investir presidente a Mesa y cerró la crisis institucional originada por la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada, quien huyó a Estados Unidos tras presentar su renuncia en una carta dirigida al Congreso.

Pese a la convulsión social que ha sumido en el caos a este país durante el último mes, en el que se han producido más de setenta muertos, los legisladores lograron el consenso suficiente para designar nuevo mandatario a Mesa.

Mesa admitió que «el Estado no puede dar hoy una respuesta eficiente y efectiva a todas las demandas legítimas del pueblo».

Por eso solicitó a los grupos que se manifiestan en las calles a que entiendan que es necesario primero la recomposición de «una estructura básica de funcionamiento» para poder «analizar todas y cada una de las respuestas».

Además anunció que promoverá un referéndum sobre el criticado proyecto de venta de gas a EE UU y México, detonante de la crisis social.

«Mi gobierno tiene el desafío de responder al tema del gas y no puede responderse sin la participación del conjunto de los bolivianos y las bolivianas», precisó el nuevo mandatario ante los congresistas de su país.

Mesa prometió trabajar en un proyecto para modificar la Ley de Hidrocarburos y analizar el proceso de privatización parcial de las empresas estatales más importantes del país, efectuado desde 1995.

En su primer mensaje a la nación tras ser investido, el nuevo jefe de Estado anunció que durante su gestión aceptará discutir un camino hacia la concreción de una nueva Constitución Política del Estado boliviano, a través de la Asamblea Constituyente.