Policías iraquíes examinan los restos del coche bomba activado por un kamikaze.

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MIGUEL ROVIRA-BAGDAD
Un suicida se inmoló ayer en la localidad iraquí de Faluya y mató a al menos nueve civiles, un día después de la oleada de violencia que tiñó de sangre el comienzo del Ramadán en Bagdad. El atentado con coche bomba se produjo en torno al mediodía, a unos 150 metros de una comisaría de policía y casi enfrente de una escuela de enseñanza primaria de esta localidad, situada a unos 60 kilómetros de Bagdad.

Esta conflictiva localidad está situada en el llamado «triángulo suní», donde más se percibe la oposición a la presencia de las tropas estadounidenses en Irak, y área en la que durante los últimos meses son muy corrientes los enfrentamientos armados. El atentado ocurrido en Faluya es similar a los otros cinco perpetrados el pasado lunes en Bagdad.

Los cuerpos mutilados de las víctimas, entre ellas varios niños, y los restos de tres coches alcanzados por la explosión quedaron esparcidos por el lugar, que poco después fue acordonado por soldados estadounidenses. «Tres automóviles que pasaban junto al coche-bomba quedaron totalmente destrozados, y sus conductores perecieron en el ataque», dijo el jefe de la comisaría Saad Abdel Karim. En la explosión resultaron heridas varias personas, que fueron llevadas al hospital en ambulancias y coches particulares.

Además, y según relataron testigos, siente iraquíes murieron cuando soldados estadounidense abrieron fuego después de que su convoy de vehículos fuera atacado con cargas explosivas a la entrada de un puente próximo a Faluya.