Tras estudiar el recurso presentado por Washington, el órgano de
apelaciones de la OMC ratificó, con ligeras modificaciones, el
veredicto emitido en julio, que declaró esos aranceles contrarios a
los compromisos multilaterales de Estados Unidos.
Los aranceles, anunciados por la Casa Blanca el 5 de marzo de
2002, habían sido denunciados además por Japón, Corea, Suiza,
Noruega y Nueva Zelanda, que, al igual que los otros demandantes,
argumentaron su falta de justificación ya que EE UU no había
logrado probar el supuesto daño a su industria de esas
importaciones. En una declaración conjunta, los países
co-querellantes se felicitaron por el informe.
«Estados Unidos no tiene ahora más remedio que poner fin sin
dilaciones» a esos aranceles proteccionistas, señala la
declaración, que recuerda a Washington que los miembros
perjudicados podrán tomar en caso contrario represalias
comerciales.
EE UU se expone ahora a fuertes sanciones de la Unión Europea,
que podrían llegar a 2.200 millones de dólares, según advirtió la
pasada semana en Washington el comisario europeo de Comercio,
Pascal Lamy, tras entrevistarse con el representante de Comercio
Exterior de EE UU, Robert Zoellick.
El veredicto del órgano de apelaciones tendrá efecto a partir de
que lo oficialice la OMC, lo que debe ocurrir en un plazo máximo de
un mes. Si EE UU no elimina las sanciones cinco días después,
Bruselas tomará las represalias a las que tiene derecho, agregó
Lamy durante su estancia en la capital estadounidense.
La UE podría elegir de entre una larga lista de exportaciones de
EE UU una serie de productos -desde cítricos hasta las motocicletas
Harley-Davidson, calzado o textiles- a los que sancionar con
elevados aranceles.
EE UU manifestó su desacuerdo. El portavoz de la Casa Blanca,
Scott McClellan, añadió que Bush no ha tomado una decisión sobre si
retirará los aranceles.
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