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Un periodista que se coló dos meses como criado en el Palacio de Buckingham, pese a entregar referencias falsas, puso ayer en entredicho la seguridad británica al inicio de la visita de Estado del presidente de EEUU, George W. Bush. El primer ministro, Tony Blair, ha ordenado una «revisión a fondo» de la seguridad de la familia real, mientras el Palacio de Buckingham investiga el grave fallo que permitió al reportero Ryan Parry, del tabloide «Daily Mirror», trabajar como criado al servicio de la reina Isabel II.

Con 14.000 agentes en las calles, el centro de Londres blindado por la visita de Bush y un operativo de seguridad de quince millones de euros, el Gobierno británico no esperaba un bochorno semejante: quince páginas del «Mirror» demostraban ayer que otro «intruso» se coló en Palacio. En una serie de fotos, Parry deja claro que tuvo acceso al desayuno de la reina -que toma cereales y fruta-, a las habitaciones particulares de los príncipes Andrés y Eduardo, que aparecen llenas de ositos de peluche, y a la Suite Belga, donde desde el martes se hospeda Bush.

«Si hubiera sido un terrorista con la intención de asesinar a la Reina o al presidente de EEUU lo hubiera podido hacer sin problemas» y hasta «hubiera podido envenenar a la reina», afirmó Parry. El periodista afirma que abandonó el palacio en la noche del martes, poco después de que llegara Bush, y que estaba previsto que ayer sirviese el desayuno a la consejera de Seguridad Nacional de EEUU, Condoleezza Rice, y al secretario de Estado, Colin Powell.