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Al menos 20 personas murieron ayer por la explosión de un coche bomba en la localidad de Jalidiya, al oeste de Bagdad, en el último ataque de la resistencia antes de que se anunciara la detención de depuesto presiente iraquí, Sadam Husein. La explosión también dejó 30 heridos.

Por otra parte, tres fuertes explosiones se escucharon en Bagdad, escasas horas después del anuncio de la captura de Sadam.

La mayoría de los muertos fueron agentes locales congregados frente al edificio de la comisaría, como lo hacen a diario, antes de dirigirse a sus lugares de trabajo.

Según testigos, la detonación dejó un enorme boquete en el muro del edificio, situado en una avenida principal y al que acudieron decenas de ambulancias para atender a las víctimas.

La localidad de Jalidiya se encuentra en la zona denominada como «triángulo suní», al norte de Bagdad y escenario hasta ahora de la mayoría de los ataques librados por la resistencia iraquí contra las tropas de la coalición.

La explosión es la última de una serie de atentados similares contra efectivos de la policía y otros iraquíes acusados por la resistencia de colaborar con las tropas de ocupación.

Algunas de las deflagraciones, que dejaron 16 heridos, fueron provocados por grupos de jubilosos iraquíes que celebraban la detención del hombre que durante 25 años los gobernó con mano de hierro.

Una de las detonaciones, la más espectacular, ocurrió frente al hotel Palestine, base de operaciones de hombres de negocios y parte de la prensa extranjera.