Normalmente, las aerolíneas utilizan la dirección postal o
dirección que figura sobre la tarjeta de crédito del cliente para
determinar el lugar de residencia de este. Las diferencias pueden
ir desde 200 euros en un trayecto intra-UE según se compre en
Alemania o Luxemburgo, o incluso, para trayecto extra-UE del 300
por ciento. Estos hechos no se dan en ninguna de las compañías
llamadas de bajo coste.
Bruselas, que no ha abierto expediente de infracción por el
momento, opina que estos hechos discriminan a los viajeros según su
nacionalidad o residencia, lo que atenta contra el espíritu del
mercado común europeo. El portavoz de Transportes y Energía, Gilles
Gantelet, apuntó que el Ejecutivo comunitario ha recibido
centenares de quejas sobre estas prácticas, y en especial, respecto
a las ventas realizadas a través de Internet.
En la misiva, la Comisión señala que ha recibido «un número
creciente de cartas de ciudadanos europeos que se quejan de las
condiciones variables de venta de los billetes de avión, o incluso
de rechazo de venta por parte de las compañías aéreas o agentes de
viajes, debido a que el billete elegido está ofertado, a un precio
marcado, exclusivamente para los residentes de ciertos Estados
miembros de la Unión y no a los demás».
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