Un policía inspecciona la zona de Kerbala donde el sábado explotó una bomba.

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Dos niños iraquíes y dos soldados de EEUU murieron ayer en Irak en dos ataques con bombas caseras al paso de convoyes militares, uno en el céntrico y concurrido barrio comercial de Karrada, en el suroeste de Bagdad, y otro en la conflictiva ciudad de Faluya, a 60 kilómetros al oeste de la capital. Los ataques coincidieron con el anuncio ayer de nuevas recompensas por la captura de los antiguos colaboradores de Sadam Husein, cuyos nombres aparecen en la famosa baraja compuesta con los iraquíes más buscados.

La onda expansiva alcanzó a dos niños que andaban por la zona y dejo sus cuerpos inertes tendidos sobre la calzada, junto a los restos del vehículo militar. «Ha sido una cuestión de mala suerte. Se encontraban allí cerca cuando detonó», explicó uno de los comerciantes de la zona, donde predominan los comercios dedicados a la electrónica y las comunicaciones.

Según testigos, el primer ataque mortal ocurrió sobre las 10:15 hora local, cuando un artefacto explosivo escondido, al parecer, en una caja abandonada junto a la acera, estalló al paso de dos vehículos norteamericanos clase «Humvee».

Un portavoz militar norteamericano detalló que el soldado muerto en este ataque pertenecía al Segundo Regimiento de la Caballería Acorazada y también resultaron heridos otros cinco policías militares norteamericanos, ocho miembros de la seguridad iraquí y un traductor.

El segundo ataque sucedió sobre las 13:00 horas local en el noroeste de Faluya, donde una segunda bomba de fabricación casera estalló al paso de un convoy militar formado por soldados de la 82 División Aerotransportada del Ejército estadounidense.