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EFE-ARGEL
La Justicia argelina decidió ayer congelar las actividades del Frente de Liberación Nacional (FLN), abriendo así una grave crisis que tiene como trasfondo la rivalidad entre esta formación y el presidente Abdelaziz Buteflika, acusado de haber fomentado «un pronunciamiento jurídico».

El origen de esta querella procede del octavo congreso celebrado en marzo pasado, cuando el FLN se dotó de un nuevo comité ejecutivo dirigido por el antiguo primer ministro Alí Benflis, dejando en la estacada a los partidarios de Buteflika.

El Tribunal administrativo de Argel se pronunció a favor de una petición de invalidación de la actual dirección de ese partido, presentada por un grupo de disidentes encuadrados en el llamado «movimiento de regeneración», que encabeza el ministro de Asuntos Exteriores, Abdelaziz Beljadem.

El FLN, que ejerció el poder en solitario durante más de treinta años, desde los albores de la independencia, se encuentra así en una situación inédita, al verse confinado al papel de rival del poder político personificado por Buteflika.

El FLN dejó entonces de ser el fiel aparato umbilical del poder, y la rivalidad entre Benflis y Buteflika se enconó aún más cuando el primero se declaró candidato a los próximos comicios presidenciales, previstos para mediados de abril de 2004.

En mayo pasado, Buteflika destituyó fulminantemente a Benflis de su cargo de primer ministro, nombrando como sustituto a Ahmed Uyahia, dirigente del segundo partido de la mayoría gubernamental, el Reagrupamiento Nacional Democrático (RND).