Vanzant aludía a los insurgentes que el pasado miércoles
asesinaron en Faluya a cuatro civiles estadounidenses, cuyos
cadáveres calcinados fueron arrastrados más tarde por numerosos
iraquíes por las calles de la ciudad. Según el relato de algunos
habitantes, varias personas resultaron muertas o heridas en los
combates entre los soldados y los insurgentes, en los que
participan también varias unidades del nuevo Ejército iraquí y de
la guardia civil.
La operación de Faluja coincide con la oleada de violencia en
varias ciudades del país que se ha cobrado la vida de al menos 60
iraquíes y más de una docena de soldados de la coalición. La
tensión aumentó aún más en las últimas horas después de que la
Autoridad Provisional de la Coalición (CPA) recordó que existe una
orden de detención contra el líder radical chií Muqtada al Sadr,
que se encuentra atrincherado en una mezquita en la ciudad de Kufa,
al sur de Bagdad, protegido por miles de sus partidarios, por estar
aliado con los terroristas.
Según fuentes chiíes, tras el anuncio de la coalición decenas de
soldados estadounidenses han sido enviadas ya Al Abasiya, en Kufa,
donde, según varios testigos, se escuñaron anoche varias
explosiones. El portavoz de la CPA, Dan Senor, dijo que la orden
detención contra Al Sadr había sido emitida por un juez iraquí, en
relación con el asesinato del gran ayatolá Abdelmayid Al Jui,
muerto a puñaladas en la ciudad de Nayaf el 10 de abril del año, un
día después de la caída de Bagdad.
Senor afirmó que otra orden de captura fue emitida por el mismo
juez iraquí, cuyo nombre no reveló, contra Mustafa Yaqubi,
representante del movimiento de Muqtada al Sadr en Nayaf, donde fue
detenido el pasado viernes. Según la CPA, el juez de Nayaf que
instruye el caso tiene una lista de 25 personas involucradas en el
asesinato de Al Jui, de las que en los últimos meses se ha detenido
a trece.
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