El Gobierno estadounidense insiste en culpar a «unos pocos» de los
abusos contra presos iraquíes, pero nuevas revelaciones apuntan a
altos mandos y a la política de detenciones. El mensaje oficial de
la Casa Blanca es que los casos de tortura son una «excepción» y no
una práctica generalizada, como alegaron tanto el presidente George
W. Bush como el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.
Pero paulatinamente están surgiendo informaciones que indican
que estos actos podrían no ser algo aislado y sugieren la
existencia de una responsabilidad más alta que la de los siete
soldados acusados de delitos por los incidentes en la prisión de
Abu Gharib, en las afueras de Bagdad.
La última revelación proviene del periódico Washington Post, que
en su edición electrónica de ayer afirma que el Pentágono aprobó en
abril de 2003 una lista de 20 técnicas para interrogatorios de
prisioneros en la base naval de Guantánamo (Cuba), donde hay unos
600 detenidos, de los que sólo dos han sido acusados
formalmente.
Entre esas técnicas de interrogatorio figura invertir los
periodos normales del sueño, la desnudez, someter a los presos a
altas temperaturas o al frío, «asaltos sensoriales», exponiéndoles
a música a alto volumen o potentes luces, según el periódico, que
cita fuentes estadounidenses de Defensa.
Directrices similares a las de Guantánamo fueron aprobadas para
ser utilizadas en algunos detenidos en Irak, a los que se considera
que pueden aportar información valiosa por ser sospechosos de actos
de terrorismo o por estar supuestamente vinculados a grupos de
insurgentes, revela el Washington Post.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.