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EFE-MOSCU
Un combate entre chechenes prorrusos y rebeldes, que dejó 42 muertos, y un atentado contra el presidente interino de Chechenia pusieron en duda ayer el plan de arreglo de Moscú para esa región, que culminará con comicios presidenciales en agosto.

Esa misma zona de Avturí había sido peinada por unidades rusas, que informaron de escaramuzas con un gran destacamento de guerrilleros, hecho fuerte en esa zona de las montañas del sur de Chechenia.

El choque entre chechenes leales al Kremlin y separatistas duró toda la noche en las cercanías de Avturí, a 25 kilómetros al sureste de Grozni, la capital de Chechenia, y en él murieron 18 chechenes prorrusos y 24 guerrilleros separatistas.

La guerra se hizo oír también en Grozni, donde el presidente interino, Serguéi Abrámov, salió indemne de un ataque con bomba, en el que murió uno de sus guardaespaldas y sufrieron heridas dos miembros de la comitiva en la que aquel se desplazaba, informaron fuentes gubernamentales chechenas a la agencia Interfax. Estos sucesos se producen a poco más de un mes de que se celebren en Chechenia los comicios para elegir al sucesor de Ajmed Kadírov, el presidente chechén asesinado el pasado 9 de mayo, cuya muerte asestó un duro golpe a la estrategia del Kremlin en esa república rusa del norte del Cáucaso. El combate que enfrentó a milicianos de la guardia presidencial chechena y la guerrilla en Avturí se alargó desde la noche del lunes hasta la mañana de ayer, indicó Ramzán Kadírov, hijo del asesinado presidente y líder de esos efectivos.

La auténtica batalla se produjo horas después entre los propios chechenes que, a merced de la habilidad del Kremlin para atraerse a su lado a los clanes principales, están divididos entre los fieles a Moscú y quienes luchan por su independencia desde hace una década.