El rehén británico suplica a Blair que le salve la vida.

TW
0

JOSÉ SEAGE-BAGDAD
«La explosión fue tremenda. Arrancó las puertas de sus marcos y reventó los cristales de las ventanas. Nos cayó metralla en el jardín y en la piscina, pero todos estamos sanos y salvos», dijo el encargado de negocios español en la capital iraquí, Marcos Vega. Al menos dos vehículos del Ejército estadounidense resultaron alcanzados por la explosión que tuvo lugar alrededor de las cinco de esta tarde en la calle Al Said, del barrio de Al Mansur, pero se desconoce por el momento si ha dejado víctimas entre los soldados norteamericanos.

La residencia de la embajada española, situada en una calle secundaria paralela a la de Al Said, está protegida por un doble dispositivo, uno interior de agentes españoles de los GEO, y otro exterior de guardias privados de seguridad pagados por la propia legación diplomática y por la embajada de Alemania situada en la misma calle. Altos muros de hormigón rodean por completo el edificio y una doble puerta blindada garantiza la inviolabilidad del recinto.

«Es una calle por la que pasan muchos coches estadounidenses y está claro que les estaban esperando», aseguró Vega. El coche bomba saltó por los aires al paso de un convoy estadounidense, justo delante del «Club de Caza» de Bagdad, donde todos los miércoles el Ejército presta servicios de escolta a varios políticos locales que utilizan las dependencias del Club para sus reuniones.

Un portavoz del mando militar estadounidense dijo desconocer el origen del ataque y sus consecuencias, y se limitó a señalar que «investigaremos el incidente», mientras que el Ministerio iraquí de Sanidad no informó de víctimas. La avenida Al Said fue cortada por el Ejército norteamericano poco después del ataque y las fuerzas norteamericanas impidieron el paso a los informadores.