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Dos israelíes murieron y quince resultaron heridos de diversa consideración en un atentado suicida que perpetró una chica, de 18 años, de las Brigadas de los Mártires de Al-Aksa ayer en uno de los principales accesos a Jerusalén. Se trata de dos agentes israelíes de la Policía de Fronteras que estaban en un puesto de observación en un cruce de carreteras, situado en el barrio de la Colina Francesa, en el norte de la ciudad y en territorio ocupado por Israel en 1967.

El bajo número de víctimas en comparación con otros ataques que han cometido las milicias palestinas, se debe a que la deflagración se registró en un espacio abierto, cerca de una parada donde habitualmente los soldados hacen autostop. Se trata de un cruce que conecta Jerusalén con el territorio de Cisjordania y en el que en los últimos años se han registrado varios ataques palestinos con bomba.

«Al detectar a la sospechosa se acercaron a ella y, en ese momento la mujer hizo estallar los explosivos, aunque no sabemos si los llevaba adosados al cuerpo, en un bolso o de otra manera», afirmó en el lugar de los hechos el jefe de la Policía de Jerusalén. «Todo el que estaba alrededor quedó despedazado», dijo por su parte un testigo que participó en las labores de rescate.

El artefacto, que contenía metralla, era de una potencia relativamente pequeña, entre 3 y 5 kilos, informó el portavoz de la Policía, Guil Kleiman. El atentado fue reivindicado por las Brigadas de los Mártires de Al-Aksa, milicia armada vinculada al movimiento Al-Fatah, que preside Yaser Arafat, en un comunicado hecho público mediante altavoces en distintas ciudades de Cisjordania. La suicida es Zeina Abú Shaalem, de 18 años, y procedente del campo de refugiados de Al-Askar, en Naplusa.