Veinticinco personas murieron ayer en Bagdad en dos ataques
diferentes y poco antes de la inesperada visita del secretario de
Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, que anunció una posible
retirada parcial de las tropas norteamericanas tras las elecciones
de enero.
Unos quince minutos después se produjo el impacto de varios cohetes
contra un edificio del mismo complejo gubernamental, en la zona de
Al Rusafa, en el este de Bagdad.
Según fuentes oficiales, diecisiete personas perdieron la vida
en la explosión de un coche bomba ante una Academia de Policía y
otras ocho debido al impacto de proyectiles de mortero contra un
cercano edificio gubernamental.
Ambos ataques ocurrieron poco antes de la primera visita de
Rumsfeld a Irak desde la toma de posesión en junio del Gobierno
provisional iraquí.
Según portavoces del ministerio iraquí del Petróleo, cuya sede
se encuentra en el interior del complejo oficial que fue objeto de
los ataques, la explosión del coche bomba se registró cuando el
automóvil se aproximaba a la Academia de Policía, donde esperaban
en fila decenas de jóvenes para alistarse.
Testigos del atentado dijeron que la mayoría de los fallecidos
eran, sin embargo, peatones que pasaban por el lugar.
Estos ataques se registraron poco después de que un primer coche
bomba estallara al paso de una patrulla estadounidense cerca de un
mercado del centro de Bagdad, donde dos iraquíes resultaron
heridos.
La emisora de radio local Tigris informó también de que dos
vehículos militares norteamericanos fueron destruidos cerca de
Ramadi, en el triángulo suní, al noroeste de Bagdad, al ser atacado
por insurgentes un convoy estadounidense.
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