Subrayó que «no es verdad» que la calle árabe «sea libre» pues «se
ha mantenido en silencio a pesar del daño que -EEUU- nos ha
infligido», reiteró. En su primera aparición en dos años, Osama bin
Laden perecía gozar de buena salud y hablaba sobre un fondo neutro
de color marrón para evitar dar pistas de su paradero a los agentes
secretos de EEUU y los caza-recompensas que lo buscan.
Con la voz pausada, tocado con un turbante blanco y vestido con
una «abaya» clásica de notable árabe, el terrorista saudí desglosó,
«para el pueblo norteamericano», las causas y las consecuencias de
unos atentados que sacudieron el mundo. El líder de Al Qaeda
reconoció por primera vez que el grupo que lidera perpetró los
atentados contra Washington y Nueva York y que «fueron ideados en
1982, cuando EEUU permitió a Israel invadir el Líbano».
También responsabilizó de estos ataques a Bush, quien al sellar
su alianza con Israel contra el pueblo palestino desencadenó «la
decisión de atacar las dos torres». Además, indicó que el ciudadano
egipcio Mohamed Atta, uno de los pilotos suicidas, fue quien
«lideró a los dieciocho militantes islámicos» que perpetraron el
atentado, entre los que se encontraban 15 saudíes, un emiratí y un
libanés.
Bin Laden afirmó que los ataques contra el centro económico y de
inteligencia de EEUU fueron motivados por las injusticias
infligidas por el Gobierno estadounidense contra el pueblo árabe.
«La administración de Bush es igual de corrupta que la de los
regímenes militares y las monarquías del mundo árabe, que oprimen a
sus pueblos bajo el pretexto de combatir el terrorismo»,
agregó.
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