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La mayoría de los europeos votarían a John Kerry y se interesan por las elecciones en EE UU casi tanto como si pudieran participar en ellas, pero sus dirigentes tratan de mostrarse neutros pues sea quien sea el ganador saben que tendrán que trabajar con él en muchos frentes.

En varios países de Europa occidental como Noruega (74% a favor de Kerry, 7% de Bush), Alemania (74% frente a 10%), Francia (64% frente a 5%), Países Bajos (63% frente a 6%), Italia (58% frente a 14%), España (45% frente a 7%) y Reino Unido (47% frente a 16%), el margen entre el candidato demócrata y el presidente es enorme.

Los europeos «podrán alegrarse si sale elegido (el candidato demócrata) Kerry porque, aunque los problemas no cambiarían y son muy graves, el diálogo será más fácil», opinó recientemente Gary Smith director de la «American Academy», un instituto de estudios políticos con sede en Berlín, ante periodistas extranjeros.

Una encuesta publicada en septiembre por la empresa de investigación GlobeScan reveló que salvo en un país, Polonia, muy pro-estadounidense por razones históricas, los ciudadanos en toda Europa (incluidas Rusia y Turquía) prefieren a Kerry.

Jon Stewart, el humorista estadounidense que dirige un telediario satírico muy seguido, comentó que mientras en EE UU muchos siguen apoyando a Bush el resto del mundo, y sobre todo Europa, lo rechaza. «¿Qué entienden ellos que nosotros no?», se preguntó con ironía.

El ex secretario de Estado Henry Kissinger consideró, refiriéndose a Irak y al terrorismo, que el próximo presidente tendrá que hacer frente a los más grandes retos para EE UU después de la segunda guerra mundial. «Ningún presidente ha tenido que hacer frente a semejante agenda». A su juicio, esos retos son comparables a los eafrontados por Truman en 1945, al finalizar el conflicto.