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PIEDAD VIÑAS-WASHINGTON
Colin Powell, una de las figuras más persuasivas, moderadas y respetadas de todo el Gabinete, dijo que había llegado a un «acuerdo mutuo» con el presidente, en el sentido de que era su hora de abandonar el Gabinete. En una breve rueda de prensa, el secretario de Estado dejó muy claro, sin embargo, que «trabajaré hasta el final», tanto como sea necesario hasta que se designe a su sucesor.

El secretario de Estado es uno de miembros más populares y moderados del Gabinete de Bush pero ayer desveló que «siempre fue mi intención» cumplir un solo mandato en este Gobierno. «Creo que ahora que han pasado las elecciones me ha llegado el momento de dimitir como secretario de Estado y regresar a la vida privada», precisa Powell en la carta que entregó al presidente el pasado viernes, difundida ayer por la Casa Blanca.

«No me voy hoy. Simplemente presenté mi renuncia» que se hará efectiva en «varias semanas o un mes o dos», subrayó. Mientras tanto, Powell dijo tener un duro trabajo por delante, ya que ayer mismo se entrevistó con el ministro israelí de Exteriores, Silvan Shalom, y mañana viajará a Chile para participar en la Cumbre del Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC).

Entre los temas en los que seguirá trabajando y a los que deberá dar seguimiento su sucesor se encuentran, según reveló él mismo, la guerra contra el terrorismo y la búsqueda de un acuerdo de paz entre Israel y los palestinos. Indicó también que intentará lograr una solución al programa nuclear de Corea del Norte e Irán y reconoció que existen diferencias con algunos países de Europa sobre Irak.

«Debemos asegurarnos de mantener la guerra global contra el terror, tenemos que consolidar los significantes logros que hemos visto en Afganistán, y tenemos que garantizar la derrota de esta insurgencia en Irak», precisó. En su opinión, en estos momentos se presenta también «una nueva oportunidad» en Oriente Medio, tras la muerte del líder palestino, Yaser Arafat.

Aunque la Casa Blanca ha dicho que no se conocerá hoy quién ocupará su puesto, entre los que tienen más papeletas figuran el del embajador estadounidense ante Naciones Unidas, John Danforth, y la Consejera de Seguridad Nacional de EEUU, la 'dura' Condoleezza Rice, según distintos funcionarios del Gobierno.