En un intento de limpiar su imagen pública tras una larga serie de
escándalos sobre posibles crímenes de guerra, el Ejército israelí
confirmó ayer que desde comienzos de este año sus soldados han
matado a 148 palestinos desarmados, sólo en Cisjordania.
Los soldados, que han sido cesados hasta que concluya la
investigación, hirieron y redujeron a su objetivo y, a pesar de que
éste no representaba ya ninguna amenaza, le dispararon en la
cabeza.
Entre esas víctimas hay jóvenes militantes que atacaron a las
Fuerzas Armadas israelíes con cócteles incendiarios y manifestantes
que arrojaron piedras a los soldados, según los datos facilitados
por un oficial de la Comandancia Militar israelí en
Cisjordania.
El recuento incluye también a 29 civiles inocentes que fueron
víctimas de ataques del Ejército israelí contra distintos blancos
en Cisjordania. Las estadísticas militares no contemplan lo
ocurrido en la franja de Gaza, donde murieron la mayoría de las 829
víctimas palestinas en lo que va de año.
Las revelaciones se producen tras una jornada de fuertes
críticas contra el Ejército, a raíz de las incesantes denuncias de
violación de derechos humanos y hasta posibles crímenes de guerra
en las zonas palestinas ocupadas. El último escándalo estalló el
lunes pasado cuando la asociación israelí Betselem denunció que
soldados de una unidad de élite de la Marina asesinaron a un
miliciano de la Yihad Islámica en la ciudad de Jenín, en una
operación tres días antes.
Otro caso, dado a conocer hoy pero investigado desde marzo, es
el de un niño palestino de 15 años, Jaled Mahdi, quien murió por
disparos de soldados durante una caminata en la Franja de Gaza.
Según la investigación de la Fiscalía Militar, los soldados, que
acababan de concluir la instrucción y se dirigían a su base,
abrieron lo que en el argot militar se denomina «fuego preventivo»,
con el que trataban de impedir que milicianos se les acercaran.
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