Zhao Ziyang, ex dirigente chino partidario de reformas
democratizadoras del país en los años 80 y caído en desgracia por
oponerse a la matanza de la plaza de Tiananmen de 1989, falleció
ayer a los 85 años, tras más de 15 de arresto domiciliario.
«Se fue en paz, finalmente es libre», señaló la hija de Zhao,
Wang Yannan, en un comunicado a sus amigos, en el que expresó el
agradecimiento «de corazón» por las muestras de preocupación
recibidas. El ex líder, que sufrió una neumonía en 2003, estaba
ingresado desde diciembre en el Hospital de Pekín, cercano a
Tiananmen, aquejado de problemas respiratorios, y tras un ataque
entró en coma profundo el viernes, aunque se ignora con exactitud
la causa de su muerte.
La agencia oficial china, Xinhua, que en los últimos meses no
informó apenas sobre el grave estado de salud de quien fue primer
ministro del país entre 1980 y 1987, dio hoy una breve nota sobre
el fallecimiento de Zhao, sin citar los cargos que ocupó ni los
hechos que llevaron a su destitución en 1989.
La noticia fue recibida con tristeza por líderes de grupos pro
democracia en China, como el director del Centro de Información
para Derechos Humanos y Democracia, Frank Lu, quien desde Hong Kong
destacó que Zhao había muerto «rodeado por toda su familia y con
mucha serenidad».
Zhao pasará a la historia como el líder comunista que se reunió
con los estudiantes en la plaza de Tiananmen y, entre lágrimas,
criticó a sus colegas en el Gobierno del Partido Comunista y pidió
a los jóvenes que abandonaran la plaza «antes de que fuera
tarde».
Zhao apareció ese día acompañado por Wen Jiabao, líder comunista
que acabaría siendo nombrado primer ministro de China en 2003. El
ex dirigente, que entonces era secretario general del Partido
Comunista Chino y era la mano derecha de Deng Xiaoping, pagó cara
esa visita del 19 de mayo de 1989, que fue su última aparición
pública como alto cargo.
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