La oleada de atentados en la zona suní se debe a que los chiíes celebran la fiesta de Ashura.

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NAMIR SOBHI-BAGDAD
Dieciocho personas murieron ayer por la explosión de un coche bomba al sur de Bagdad, en un nuevo atentado contra los chiíes menos de un día después de que esa comunidad sufriera el viernes dos ataques que dejaron veintidós muertos.

La Ashura es la festividad más importante entre los chiíes y marca la peregrinación de cientos de miles de seguidores de esa rama del Islam -muchos de ellos desde el vecino Irán- a las ciudades santas iraquíes de Nayaf y Kerbala.

Según informaron fuentes policiales, el estallido se produjo cerca de un hospital y el ayuntamiento de Mosaieb, en las proximidades del «triángulo de la muerte», uno de los escenarios mas frecuentes de las operaciones armadas de la insurgencia suní.

El oficial Husein Al Hachemi relató que el automóvil cargado con explosivos estaba aparcado junto a un muro de seguridad «cuando estalló de repente», y precisó que tres muertos y tres heridos son policías, y civiles el resto de las víctimas. Explicó que algunos heridos fueron ingresados en el hospital de Mosaieb y a otros se les trasladó a centros médicos de la cercana ciudad de Hilla.

El oficial reconoció que las fuerzas de seguridad de Mosaieb permanecían desde hace dos días en estado de alerta después de que les llegaran informaciones de un posible atentado con motivo de la fiesta de Ashura, que se celebra en la zona.

Por otra parte, los cadáveres de seis soldados iraquíes fueron encontrados ayer en Mosul, a 420 kilómetros al norte de Bagdad, informaron fuentes policiales. Precisaron que los cadáveres se encontraban en estado de putrefacción y que las víctimas habían recibido varios disparos en diferentes partes del cuerpo. La policía encontró junto a los cadáveres, localizados en el barrio de Al Intisar, los documentos de identidad de las víctimas.