José Sócrates venció en las elecciones de ayer y será el nuevo primer ministro de Portugal.

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EFE-LISBOA
El candidato socialista José Sócrates será el próximo primer ministro de Portugal, tras la victoria alcanzada ayer por su partido en las elecciones legislativas, en las que alcanzó la mayoría absoluta. Sócrates tendrá la posibilidad de gobernar solo y de agotar los cuatro años de legislatura, al haber logrado el objetivo de otorgar estabilidad al Ejecutivo para relanzar la economía lusa y superar la crisis.

Los electores portugueses apoyaron el programa propuesto por Sócrates, quien dijo durante su campaña que era necesaria la mayoría absoluta para formar un Gobierno de izquierda moderada y aplicar un programa capaz de relanzar el crecimiento económico, de luchar contra el paro y la pobreza, sobre todo de los ancianos, y de originar un «choque» tecnológico.

El gran derrotado de la noche electoral fue el Partido Social Demócrata (PSD), liderado por el aún primer ministro Pedro Santana Lopes, que guarda silencio y cuya dimisión ya han comenzado a exigir algunos de sus correligionarios.

Sin embargo, su predecesor, el ahora presidente de la Comisión Europea, José M. Durao Barroso, telefoneó a Sócrates desde Londres, donde se encuentra con objeto de preparar la próxima Presidencia europea con Tony Blair, para felicitarle y a Santana Lopes para expresarle su solidaridad.

Sócrates superó las previsiones más optimistas de los sondeos publicados en los últimos días de campaña, que ponían en duda la mayoría absoluta, y convenció a gran número de ciudadanos para que votaran por su opción de izquierda moderada, después de tres años de crisis generalizada y de desmoralización ciudadana.

Santana Lopes no recibió el apoyo por el que clamó hasta última hora a los indecisos, que no perdonaron sus cuatro meses en el poder y que concluyeron en diciembre, cuando el presidente Jorge Sampaio decidió disolver la Asamblea de la República (parlamento unicameral) por las muestras de inestabilidad del Gobierno. En su caída, el PSD arrastró a su socio en la coalición de Gobierno, el conservador Partido Popular (CDS-PP), que se quedó a gran distancia del diez por ciento al que aspiraba para frenar a los socialistas.