Machimura intentará aliviar las tensiones entre ambos países, pero
aseguró que exigirá responsabilidades a Pekín y el pago de los
daños sufridos por ciudadanos nipones en las manifestaciones de
ayer y el fin de semana pasado. Pekín ha rechazado tal posibilidad
y ha señalado que, en última instancia, es Japón el responsable de
los brotes de violencia por la negativa de sus líderes a reconocer
los errores del pasado, como ha admitido ya Alemania.
El Consulado General japonés de Shangai fue apedreado por
multitudes enfurecidas, mientras restaurantes, comercios y otros
intereses nipones eran asaltados y en algunos casos destruidos por
los manifestantes, a semejanza de lo ocurrido en Pekín y otras
ciudades chinas el fin de semana pasado. El Gobierno japonés afirma
que «tales actos de destrucción y violencia» no deberían ser
permitidos. El propio Machimura subrayó la pasividad de las
autoridades chinas a la hora de impedir los destrozos.
En las manifestaciones protagonizadas ayer por decenas de miles
de personas en Shangai, la mayor ciudad de China, se gritaban
consignas del tipo «cerdos japoneses, fuera de aquí», «los
invasores japoneses deben morir» o «la guerra contra Japón aún no
ha terminado». La chispa aparente de las protestas saltó con la
publicación el 5 de abril de un libro de texto japonés que, según
chinos y surcoreanos, elude la responsabilidad nipona sobre su
invasión de esos países antes de la Segunda Guerra Mundial y sobre
las matanzas que la siguieron.
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