«El texto constitucional, en su actual forma, es ilegal y no
representa todas las tendencias del pueblo iraquí. Nuestra ambición
es llegar a un acuerdo pacífico, pero si no es posible, haremos
todo lo que esté en nuestra mano para que fracase en el
referéndum», dijo el secretario general del CNS, Adnan Al-Duleimi.
Portavoces de las dos agrupaciones han acusado a los kurdos y a
los chiíes, que controlan el Gobierno y el Parlamento, de intentar
marginar a los suníes y de haber puesto dificultades ante su
participación en la redacción del borrador de la Carta Magna.
Las reacciones a la crítica de la comunidad suní no se han hecho
esperar. El mismo residente iraquí, Jalal Talabani, afirmó ayer que
deben aceptarse las aspiraciones de la comunidad suní en torno a la
Constitución, para que el texto represente a todas los iraquíes, y
no sólo a una facción.
Tras reunirse con el presidente del Parlamento, Hajim al
Hassani, Talabani, kurdo, afirmó que el país no podrá lograr la
deseada estabilidad sin consenso entre suníes, chiíes y kurdos. «La
Constitución será para servir a todo el mundo y no sólo a una
comunidad de la sociedad iraquí», agregó el presidente.
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