«A medida que las fuerzas iraquíes adquieran experiencia y el
proceso político avance, seremos capaces de reducir nuestro volumen
de tropas sin perder nuestra capacidad de derrotar a los
terroristas», explicó el presidente. El adiestramiento, admitió, es
una «tarea ingente» que requerirá «tiempo y paciencia».
«EEUU no huirá frente a atentados con coches bomba y asesinos en
tanto yo sea presidente», prometió Bush, en un discurso en la
Academia Naval de Annapolis (Maryland), el primero de cuatro antes
de las elecciones del 15 de diciembre en Irak. Bush aseguró que «la
meta es adiestrar a las suficientes fuerzas iraquíes como para que
puedan hacerse cargo de la lucha» contra los insurgentes.
El discurso llega en un momento en el que, según las encuestas,
el presidente se encuentra en los índices más bajos de popularidad
y en que desciende el apoyo de los ciudadanos a la guerra. El
descontento popular ha hecho que surjan voces en favor de la
retirada de los soldados estadounidenses del país árabe,
actualmente 155.000.
Además de los 2.100 soldados estadounidenses muertos en la
guerra, la violencia no da señales de abatirse y las autoridades
militares de EEUU esperan que crezca en vísperas de las elecciones.
Washington alega que el entrenamiento de las tropas iraquíes es
básico para que puedan hacerse cargo de la lucha contra el enemigo
de manera independiente y sin «gran ayuda extranjera».
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