Los cortes de luz, la falta de combustible, las explosiones y
las operaciones militares, especialmente en Bagdad, han hecho que
para muchos la vida se parezca más a una pesadilla que a los sueños
que albergaban antes de la guerra. «Injusticia, opresión y miedo
así es nuestra vida ahora. Además, el problema es que antes de que
empezara la guerra sabías quién era tu enemigo, pero ahora ya no lo
sabes», asegura Shahla, madre de cuatro hijos.
Su marido, Sarmad Safá, de 43 años, recuerda la madrugada en la
que comenzó el bombardeo de las tropas aliadas: «estaba en mi casa
en la calle Palestina, durante el bombardeo reventaron varias
ventanas y mis hijos comenzaron a llorar». Safá explica que su
mujer le reprochó no haber abandonado la casa y no haber huido a
otra provincia más tranquila, como habían hecho otros (iraquíes)
que vivían en su misma situación.
Sin embargo, los recuerdos de los iraquíes no han llegado a las
calles, donde no se ha organizado ninguna manifestación ni a favor
ni en contra de la presencia de tropas extranjeras en Irak.
La comunidad chií, mayoritaria en Irak, está más preocupada en
la celebración en la ciudad de Kerbala, 110 kilómetros al sur de
Bagdad, de una de las festividades que conmemoran la muerte
violenta en el siglo VII del Imam Husein, nieto del profeta e hijo
del cuarto califa musulmán, Ali.
La única reacción al tercer aniversario de la invasión salió de
la Comisión de Ulemas Musulmanes (CUM), que representa a los
suníes, y cuyo portavoz, Abdulsalam al Kobeisi, criticó la ofensiva
militar estadounidense en Samarra, al norte de Bagdad, y exigió la
retirada paulatina de los «ocupantes» de Irak.
También pidió que las «tropas de ocupación indemnicen a los
iraquíes económica y moralmente por las graves consecuencias que
han sufrido».
Al menos 60 supuestos rebeldes han sido detenidos en la
«Operación Enjambre» en Samarra, iniciada hace cinco días y que
coincide con la puesta en marcha de un plan de seguridad destinado
a evitar eventuales ataques durante el aniversario de la guerra y
la festividad chií.
Esta ofensiva comenzó tres semanas después del atentado que
destruyó un mausoleo chií en esa ciudad y originó una oleada de
violencia sectaria entre chiíes y suníes. En estas circunstancias,
los distintos grupos chiíes, suníes y kurdos siguen sin conseguir
un acuerdo para la formación de un Gobierno de unidad nacional más
de tres meses después de las elecciones de diciembre. Salim Abdala,
parlamentario del suní Frente del Consenso iraquí, atribuyó la
falta de acuerdo a «la diversidad étnica y al sectarismo que
apareció tras la invasión que condujo al país al caos». La jornada
de no fue una excepción en cuanto a violencia, murieron cuatro
policías en el centro de Bagdad y se hallaron nueve cadáveres.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.