El Pentágono y la Casa Blanca han salido en defensa del jefe del Departamento de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, mientras sigue el debate sobre su gestión después de que siete generales lo criticaron o pidieron su renuncia.
Las peticiones de estos ex altos cargos han generado una tormenta en torno a Rumsfeld, a pesar de que son sólo siete los generales retirados que han hecho críticas públicas o piden la renuncia en un colectivo con unos 9.000 miembros.
Sin embargo, el malestar va en aumento y, según afirmó ayer en el diario «The New York Times» el ex secretario del Ejército Thomas White, «Rumsfeld ha desdeñado las opiniones de los mandos militares desde que asumió como secretario de Defensa, y era hora de que se hartaran».
Los oficiales retirados han cuestionado la conducción de la guerra en Irak, el estilo administrativo de Rumsfeld y los cambios introducidos por éste en la estrategia estadounidense, que incluye un contingente de tropas menor que el considerado necesario por varios de sus críticos.
Robert Scales, ex comandante del Colegio de Guerra del Ejército, se sumó a las criticas y opinó que el Ejército, la Infantería de Marina y las unidades de operaciones especiales necesitan 100.000 soldados más. «Si estamos en una guerra larga -dijo-, una guerra que seguirán librando nuestros nietos, es obvio que necesitaremos una fuerza de infantería mayor que la actual».
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