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OTR/PRESS-TEHERÀN/MADRID
Ni siquiera el «enemigo definitivo» de Irán, el Estado de Israel, debe temer los planes de Teherán en cuanto a su programa de enriquecimiento de uranio. Así lo afirmó ayer su presidente, Mahmud Ahmadineyad, que, a tan sólo cinco días de que concluya el plazo concedido por el Consejo de Seguridad de la ONU para que suspenda sus actividades nucleares inauguró una planta de agua pesada destinada a la generación de energía atómica en el centro del país.

El discurso de Ahmadineyad durante el acto de inauguración se ajustó a la posición de Irán a nivel internacional e incluyó una alusión a Israel, a la que calificó de «enemigo definitivo». El presidente iraní reiteró que su país no abandonará el programa nuclear y que el proyecto no supone una amenaza ni siquiera para el «enemigo» Israel.

El presidente iraní repitió en varias ocasiones que la fabricación de armas nucleares no es el propósito del programa de desarrollo de energía atómica de su Gobierno. «No somos una amenaza para nadie», afirmó. «Básicamente, no se habla nada de armas nucleares. No hay discusiones sobre armas nucleares, incluso a pesar del régimen sionista, que es un enemigo definitivo», aseguró.

La noticia de la puesta en marcha de la planta de agua pesada fue anunciada por el vicepresidente de la Organización de la Energía Atómica de Irán, Mohammed Saeedi, en la televisión estatal, y se produce un día después de que un portavoz del Gobierno anunciara que «pronto» se daría a conocer un avance científico relacionado con la energía nuclear.