Tony Blair, durante su discurso en la conferencia anual de su partido, celebrada en Manchester.

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MARTA ALTUNA-LONDRES
El primer ministro británico, Tony Blair, defendió con orgullo la política desarrollada en sus más de nueve años de gobierno e instó a sus correligionarios a ganar un cuarto mandato en su último discurso ante un congreso laborista como líder del partido y primer ministro, en el que admitió que es «duro» dejar el poder. «Ahora sois el futuro. Hacedlo lo mejor posible», dijo Blair a los miles de delegados que asisten a la reunión anual laborista. El Primer Ministro, que se vio forzado el 7 de septiembre pasado a anunciar que se retiraría en un plazo máximo de un año por las luchas internas en su formación, reconoció que «no se puede permanecer eternamente» en el poder. «Por supuesto, es duro irse. Pero es también lo correcto. Para el país y para vosotros, el partido», afirmó.

Blair anunció que en los próximos meses seguirá trabajando en las reformas a las que ha estado dedicado en los últimos años y ayudará a construir «un partido unificado» y que cuente con una sólida plataforma para lograr «el único legado» que de verdad le importa dejar al partido: una cuarta victoria electoral.

«No quiero ser el líder laborista que ganó tres elecciones, quiero ser el primer líder laborista que ganó tres elecciones», dijo el gobernante, que deja, no obstante, un listón difícil de superar.

Sin llegar a entrar en las quinielas sobre su sucesor, Blair tuvo palabras de elogio para el titular de Economía, Gordon Brown, sin el cual, reconoció, «el Nuevo Laborismo nunca hubiera ocurrido» y «los laboristas no hubieran ganado tres elecciones».

«Es un hombre extraordinario. Es un servidor público extraordinario. Y esa es la verdad», afirmó Blair, que no rehuyó la polémica surgida en el congreso por unas supuestas descalificaciones de su esposa, Cherie Blair, hacia Brown, al que acusó, según la versión de una periodista, de mentir al afirmar que había sido «un privilegio» trabajar para su marido.

«Al menos no tengo que preocuparme de que vaya a escaparse con el tipo de la puerta de al lado», bromeó Blair, ante las risas de los asistentes, entre los que se encontraban tanto el titular de Economía, como su esposa, aludiendo a que él y Brown viven en los números diez y once de la misma calle: Downing Street.

Blair aprovechó su discurso para elogiar los logros de sus gobiernos en educación, salud y en la lucha contra la delincuencia. Fue especialmente contundente al referirse a su cuestionada política exterior al negar que fuese la causa del terrorismo y subrayar la importancia de las misiones en Irak y Afganistán.