TW
0

EFE-WASHINGTON
El presidente de EEUU, George W. Bush, firmó ayer la llamada «ley del muro», que ordena la construcción de una doble valla en varios tramos de la frontera con México, en un año en el que la inmigración se ha convertido en un arma electoral.

Se calcula que alrededor de doce millones de inmigrantes viven en las sombras en EEUU, sin contar los miles que continúan entrando, y qué hacer con ellos es algo que ha polarizado a los votantes y a los distintos actores políticos de este drama.

«Este proyecto de ley ayudará a proteger al pueblo estadounidense, reforzará la vigilancia en la frontera y es un paso importante hacia la reforma migratoria», manifestó Bush durante una breve ceremonia en la sala Roosevelt de la Casa Blanca.

Bush firmó la ley cuando faltan menos de dos semanas para los comicios legislativos y el tema de la inmigración ilegal se ha convertido en un arma para ambos partidos.

Bush reconoció que la inmigración ilegal ha aumentado porque «desafortunadamente, Estados Unidos no ha tenido el control absoluto de sus fronteras durante décadas». Asimismo, destacó los logros de su Gobierno para aumentar la seguridad en la frontera sur y recordó que los fondos para ello han aumentado de 4.600 millones de dólares en 2001 a 10.400 millones este año.

Además, el Gobierno federal ha detenido y deportado a más de seis millones de inmigrantes indocumentados, ha incrementado de 9.000 a 12.000 el número de agentes de la Patrulla Fronteriza y, para fines del 2008, cuando concluirá el segundo mandato de Bush, prevé haber duplicado esa cifra. La «ley del muro», explicó Bush, «ahonda en estos progresos».

El muro tiene un costo que oscila entre 2.000 millones y 9.000 millones de dólares y esta ley no autoriza fondos para su construcción. Una partida inicial para ese proyecto, de aproximadamente 1.200 millones, fue incluida en el presupuesto para el año fiscal 2007 del Departamento de Seguridad Nacional (DHS).

Entre otros elementos, la ley estipula la construcción de un doble muro de más de 1.126 kilómetros de largo, además de barreras para vehículos y puntos de control, y el uso de alta tecnología militar para la vigilancia fronteriza, resumió Bush.

Sin embargo, subrayó que trabajará con el Congreso para encontrar «un punto medio razonable» entre la amnistía y la deportación masiva de los indocumentados.