El matrimonio Kirchner celebró la victoria de Cristina Fernández junto a sus simpatizantes. Fotos: EFE

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EUROPA PRESS-BUENOS AIRES La candidata oficialista, la senadora Cristina Fernández de Kirchner, logró una holgada victoria en las elecciones presidenciales del domingo y ahora enfrenta un doble desafío: sostener los logros de la gestión de su marido, el presidente Néstor Kirchner, y al mismo tiempo demostrar que el poder no se comparte, que será ella la responsable de los aciertos y errores de la gestión de cuatro años que iniciará el próximo 10 de diciembre.

Ese día ocurrirán dos acontecimientos históricos: será la primera vez en la historia argentina que una mujer accede a la presidencia por los votos y también la primera vez que un esposo le cuelga la banda presidencial a su cónyuge. Kirchner señaló que desde el 10 de diciembre se dedicará a rearmar la estructura del Partido Justicialista, quizás con el secreto deseo de poder volver a postularse a la presidencia en 2111. También dijo que se dedicará a administrar sus propiedades, algo que nadie cree.

La senadora Kirchner roza el 45 por ciento de los sufragios, cuando han sido escrutadas la casi totalidad de las mesas, seguida por la candidata de la Coalición Cívica, Elia Carrió, que rozaba el 23 por ciento de los sufragios, en un proceso que se desarrolló con numerosos retrasos por las denuncias de irregularidades y faltantes de boletas.

El ex ministro de Economía de Kirchner, Roberto Lavagna, aliado con un sector del centenario partido de la Unión Cívica Radical, quedaba en tercer lugar con el 16'9 por ciento de los votos, mientras el peronista disidente Alberto Rodríguez Saá, gobernador de la provincia de San Luis, sumaba el 7'7 por ciento. La holgada victoria del Frente para la Victoria le permitía a Cristina Fernández mantener una amplia mayoría en la Cámara de Senadores y tener quorum propio en la Cámara de Diputados, aunque todavía no se sabía la cantidad total de legisladores oficialistas.