Miles de colonos israelíes se manifestaron ayer en Jerusalén para denunciar la reunión de Annapolis. Foto: JIN HOLLANDER/EFE

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AGENCIAS-WASHINGTON

Casi 60 años después del estallido del conflicto entre israelíes y palestinos, la conferencia que se celebra hoy en Annapolis supone la última oportunidad para sus participantes a la hora de alcanzar un acuerdo de paz para el conflicto.

La idea de la «última oportunidad» siempre ha estado en boca de todos los analistas en cada reunión de alto nivel entre ambas partes, pero esta vez el mundo se encuentra ante la última posibilidad con la que cuenta la Iniciativa de Paz Arabe, presentada en 2002 y que muchos entienden como una de las soluciones más consolidadas para poner fin al conflicto. Ayer los líderes que se reunirán en Estados Unidos mostraron su optimismo para lograr un acuerdo.

Esperanza

El primer ministro israelí, Ehud Olmert, expresó su esperanza en que la Conferencia de Paz en la localidad norteamericana de Annapolis, dé lugar a un «proceso serio de negociación» entre Israel y los palestinos. Olmert realizó estas declaraciones al inicio de una reunión bilateral con el presidente estadounidense, George W. Bush, quien también tiene previsto mantener otro encuentro con el presidente palestino, Mahmud Abás.

A la entrada de la reunión, Bush se mostró «optimista» sobre el resultado que arrojará la conferencia de Annapolis y agradeció el «coraje y las muestras de amistad» que ha dado Olmert.

Por su parte, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, calificó de «gran iniciativa» la conferencia de paz de Annapolis, en la que tiene «muchas esperanzas» de que abra un «estatus permanente de negociación».

Hamás lamentó ayer la «rápida» incorporación de Siria y otros países de la Liga Arabe a la reunión, calificada de «farsa» por el grupo. Asimismo, advirtió al presidente palestino, Mahmud Abbas, de «no poner en peligro las constantes nacionales palestinas», entre ellas el estatus de la ciudad de Jerusalén. Por su parte, el Guía Supremo iraní, ayatolá Alí Jamenei, consideró ayer un «fracaso» la conferencia puesto que, en su opinión, su objetivo es salvar la «reputación» de Washington en la región más que reconocer los derechos de los palestinos.