El presidente francés, Nicolas Sarkozy, aterrizó ayer en París procedente de China y tres cuartos de hora después se puso manos a la obra para gestionar en primera persona la rebelión de los suburbios parisinos, desatada la noche del domingo 25 de noviembre tras la muerte de dos chavales cuando su moto chocó con un coche de policía en la localidad de Villiers-le-Bel.
El inquilino del Elíseo ha actuado con rapidez y firmeza para evitar que Francia reviva la pesadilla de las revueltas de 2005 que hundieron al país en 21 noches de violencia callejera en la periferia.
Sarkozy comenzó la jornada a las 7.30 horas con un inequívoco gesto de apoyo a las fuerzas de seguridad visitando en el hospital a varios de los policías heridos durante los tumultos, uno de los cuales recibió 18 impactos de bala, y advirtiendo a los violentos de que quienes disparan contra funcionarios del orden acabarán respondiendo de ello ante el Tribunal de lo Criminal porque estos actos tienen un nombre: «intento de asesinato».
Familiares
A continuación, se dirigió al Palacio del Elíseo, donde a las 9.00 horas recibió al alcalde de Villiers-le-Bel, el socialista Didier Vaillant, y a las familias de los adolescentes fallecidos, a las que anunció la apertura de una investigación judicial y el nombramiento de un juez instructor para aclarar las circunstancias.
El compromiso de Sarkozy para arrojar luz sobre el detonante de la revuelta satisfizo a las familias pero suscitó las críticas de la oposición, que acusa al presidente de un exceso de protagonismo y de robar competencias a sus ministros, en este caso a la titular de Justicia.
Cuando el abogado de las familias todavía estaba atendiendo a la prensa, Sarkozy presidía ya un consejo de ministros restringido para abordar la situación de los barrios periféricos y cuestiones de seguridad.
Por otra parte, las imágenes grabadas en vídeo por un aficionado minutos después del impacto entre un coche de la Policía y una mini moto en la que circulaban los dos chavales que murieron el pasado domingo en Villiers-le-Bel, al norte de París, contradicen la versión oficial del accidente, según informa el diario 'Le Monde', que ha visionado la cinta.
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