El presidente de EE UU, George W. Bush, instó ayer al mundo a enfrentarse a Irán «antes de que sea demasiado tarde», en un discurso en el que también retomó su llamada a la implantación de la democracia en Oriente Medio.
Las presiones al Gobierno de Teherán han sido una constante de la gira de Bush por la región, pero ayer el presidente endureció aún más sus palabras en lo que la Casa Blanca ha promovido como el discurso principal de su viaje.
«Irán es el principal patrocinador del terrorismo en el mundo», denunció Bush en Abu Dhabi, separado de ese país por la estrecha lengua de agua del Golfo Pérsico.
Bush afirmó que Irán «apoya y personifica» a los extremistas y gasta «cientos de millones de dólares» para financiar a los grupos terroristas Hezbolá (chií, Líbano), Hamás y Yihad Islámica Palestina (suníes), y da armas a los talibán (suníes, en Afganistán), así como a las milicias chiíes en Irak.
También acusó a la República Islámica de intimidar a las naciones de la zona con sus misiles y su discurso «belicoso», y de desafiar a las Naciones Unidas y desestabilizar la región al negarse a ser transparente sobre su programa nuclear.
Bush prometió que sus declaraciones no se quedarán en papel mojado. Afirmó que Estados Unidos está empeñado en reforzar sus relaciones militares con los países del Golfo Pérsico y en «movilizar a nuestros amigos alrededor del mundo para enfrentarnos a este peligro antes de que sea demasiado tarde».
Los países árabes ven con aprehensión a Irán, un país que nunca ha ocultado su deseo de exportar su revolución islamista, pero temen aún más una posible intervención militar que resulte en ataques de represalia contra las bases estadounidenses establecidas en sus territorios. Un enfrentamiento así paralizaría las ricas economías petroleras de los países del Golfo Pérsico.
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