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TERESA BOUZA (WASHINGTON) La batalla electoral de EE UU se libró ayer en Washington y los estados de Virginia y Maryland, que, por primera vez en muchas campañas, acudieron en altos porcentajes a votar a sabiendas de que en esta ocasión su voto cuenta de verdad.

El senador demócrata Barack Obama parte como favorito en estas primarias, en las que también aparece bien situado el republicano John McCain.
En juego en los «territorios del Potomac» "como se les conoce por estar ubicados en el curso del río que lleva ese nombre" hay 168 delegados en el bando demócrata "del total de 2.025 necesarios para conseguir la candidatura" y algo más de 100 en el frente republicano, de los 1.191 precisos.

Los sondeos apuntan que el elevado porcentaje de afroamericanos y personas de alto nivel cultural en Maryland, Virginia y la capital federal, Washington, jugará a favor de Obama, que tiene ventaja entre esos segmentos de la población.

La esperada victoria supondría un nuevo espaldarazo al imparable empuje del senador y se sumaría a sus triunfos del fin de semana pasado en Nebraska, Luisiana, Maine y el estado de Washington.

McCain, por su parte, se verá ayudado, según los pronósticos, por el alto número de empleados del Gobierno y militares, grupos que se decantan por el condecorado veterano de la guerra de Vietnam.

Expertos como Erwin Hargrove, de la Universidad Vanderbilt (Tennessee), alertan, de todos modos, que la influencia de la derecha religiosa en Virginia podría beneficiar al ex gobernador de Arkansas Mike Huckabee, que ha captado el voto de los cristianos evangélicos.

Menos claro está el pulso que libran Obama y su rival, la senadora por Nueva York Hillary Clinton, a medio camino cada uno de hacerse con la mágica cifra de 2.025 delegados.