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JAIME MOREDA Frenética. Así es la actividad que está llevando en los últimos días Josep Riera, el inquer que desde 2005 ocupa el cargo de embajador de España en Serbia y Montenegro. Desde su despacho ubicado en la segunda planta de la embajada, situada en una céntrica calle de Belgrado, coordina la política diplomática recabando toda la información posible sobre cómo se desarrollan los acontecimientos tanto en Belgrado como en Pristina. Hasta la capital kosovar se ha desplazado un equipo de la Embajada al frente del cual se encuentra el cónsul de España en Serbia, que se está encargando de garantizar la seguridad de los 60 españoles civiles (en Kosovo hay además unos 600 militares españoles), que viven en el país.

Uno de los puntos que más trabajo llevará en los próximos días, y quizás meses, será el dilucidar cómo serán las relaciones entre España y Kosovo al no haber reconocido el Gobierno español la independencia unilateral kosovar.

Según explicaron fuentes diplomáticas a Ultima Hora, «la postura de España se ha basado en actuar conforme a la legalidad internacional, sobre todo tras la invasión de Irak, y a apostar por estados multiétnicos y no monoétnicos, como el caso albanokosovar».

Hasta el momento, la situación en Belgrado es tranquila, aunque para mañana jueves está convocada por todos los partidos políticos serbios una manifestación en Belgrado en la que no se descarta que se produzcan incidentes por parte de los sectores más radicales de la población. Lo que hasta los más extremistas tienen claro es que no se podrá volver a la armas, ya que las guerras sufridas en la antigua Yugoslavia están aún muy recientes.