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EFE-NUEVA YORK

Una investigación fiscal y un escándalo sexual están a punto de dar al traste con la prometedora carrera del gobernador de Nueva York, el demócrata Eliot Spitzer, presuntamente vinculado a una red de prostitución como las que combatía cuando era fiscal general del estado.

El futuro de Spitzer, considerado hasta el lunes como la imagen de la rectitud moral y de los valores familiares, puede quedar resuelto en la próximas horas, pues la oposición republicana ha puso ayer la situación en términos de «dimisión o destitución».

El legislador estatal republicano, James Tedisco, afirmó que Spitzer «tiene que dimitir en las próximas horas o someterse a un proceso de destitución» (impeachment) y que debería hacerlo antes de la mañana del miércoles, hoy.

Ultimátum

«Si no dimite en las próximas 24 a 48 horas iniciaremos su proceso de destitución», afirmó Tedisco, en declaraciones a varias televisiones locales, en donde también dijo que habló por teléfono con el vicegobernador, David Paterson, sobre la eventual transición.

Spitzer, de 48 años, ex fiscal general de Nueva York, casado desde hace veintiún años y padre de tres hijas, ha visto como en horas su carrera política caía en picado y su nombre se unía a la lista de los políticos estadounidenses forzados a dimitir por haberse visto involucrados en líos sexuales y no siempre de faldas.

De momento, el gobernador demócrata no ha sido acusado de ningún delito aunque sí se sabe ya que sus abogados tienen que reunirse cuanto antes con la fiscalía para determinar cualquier posible consecuencia legal de este caso.

El escándalo saltó a la opinión pública estadounidense en la tarde del lunes cuando el diario The New York Times colocó en su página en internet una información que apuntaba a la presunta vinculación de Spitzer a una red de prostitución de alto nivel.