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KATY SELEME-BEIRUT
El hasta ayer jefe del Ejército, Michel Sleiman, ha sido elegido por el Parlamento libanés como nuevo presidente del Líbano, poniendo fin así a una larga crisis política que llevó al país al borde de la guerra civil. En una sesión extraordinaria, 118 de los 127 diputados presentes en la Cámara dieron su confianza a Sleiman, único candidato, en una ceremonia en la que cuatro diputados mostraron sus reservas al proceso de elección, que según subrayaron viola la Constitución.

La Constitución libanesa establece que debe pasar un mínimo de dos años para que un alto cargo de la República ocupe otro puesto de alta responsabilidad. El anuncio de la elección fue recibido con una explosión de júbilo en las calles de Beirut, donde se habían establecido estrictas medidas de seguridad para evitar incidentes.

El nuevo presidente, candidato de consenso de todos los grupos políticos libaneses profundamente enfrentados en casi todo lo demás, juró pocos minutos después el cargo, en el que permanecerá seis años, según la Constitución libanesa. «Juro, por Dios el grande, respetar la Constitución y las leyes y conservar la independencia e integridad territorial del Líbano», dijo Sleiman ante los parlamentarios y abundantes invitados como el emir de Qatar, que recibió los agradecimientos del nuevo jefe del Estado libanés por apadrinar el acuerdo que ha permitido poner fin a la crisis.

Además del emir de Qatar, en la sala se encontraban el primer ministro de Turquía, los ministros de Exteriores de España, Francia, Italia, Egipto, Arabia Saudí, Siria, Irak e Irán, además del secretario general de la Liga Àrabe, el alto representante para la Seguridad de la UE e incluso un enviado del Vaticano. Sleiman, que debe encargar la formación de un gobierno de unión nacional a un miembro de la mayoría parlamentaria, entre quienes suena con fuerza el nombre de Saad Hariri, convocó a sus compatriotas y a todas las fuerzas políticas a abrir una nueva página «con la mirada puesta en el futuro».