Los cantantes Juanes, Youssou N'Dour, Bono y Misia, ayer en la Conferencia Internacional de Tokio sobre el Desarrollo en África. Foto: EFE

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EFE-WASHINGTON/PARÍS El Banco Mundial anunció ayer una línea de financiación por 1.200 millones de dólares (773 millones de euros), incluidos 200 millones en donaciones, contra el impacto del encarecimiento de los alimentos en los países más pobres.

Robert Zoellick, el presidente del BM, señaló en Tokio que el organismo prevé que su respaldo a las actividades agrícolas y los programas alimenticios en todo el mundo alcancen el próximo año los 6.000 millones de dólares, frente a los 4.000 millones de 2008.

Ese apoyo incluye todas las operaciones vinculadas con la agricultura, incluidos préstamos, financiación de proyectos del sector privado o apoyo a programas de ayuda condicional, que entregan dinero para compra de alimentos y otros bienes básicos a las familias a cambio de que los padres escolaricen a sus hijos o les hagan revisiones médicas periódicas.

Cosechas seguras
El Banco prevé también el lanzamiento de programas para asegurar las cosechas y proteger de esa forma a los países más pobres y a los pequeños propietarios frente a posibles eventualidades. Los precios de los alimentos se han encarecido una media del 68 por ciento entre enero del 2006 y marzo de este año.

Ese aumento ha sido particularmente agudo en el caso de alimentos de consumo básico como el maíz, que subió un 128% en el período; el arroz, cuyo precio se duplicó; y el trigo, que se encareció un 123%.

Zoellick apuntó que los líderes de los países más pobres piden una acción internacional concertada contra la crisis.
Por su parte, la OCDE y la FAO alertaron del previsible aumento del número de personas que padecen hambre en el mundo a causa de los precios de los productos agrícolas, que aunque parece que han tocado techo, seguirán elevados de forma duradera.

«A corto plazo hay una necesidad urgente e inmediata de comida y asistencia humanitaria para evitar el hambre a los pobres», subrayó el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Angel Gurría, en París.

Gurría señaló que «el fin de la comida barata en un mundo en el que la mitad de la población vive con menos de dos dólares al día es motivo de gran preocupación», durante la presentación a la prensa del informe anual de Perspectivas Agrícolas para el periodo 2008-2017 preparado por cuarto año consecutivo con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

El director general de la FAO, Jacques Diouf, insistió en que con esas perspectivas «en muchos países hay un gran problema para la seguridad alimentaria», sobre todo porque los presupuestos de la ayuda humanitaria «se han reducido fuertemente» y «seguirán sometidos a fuertes presiones».