Soldados rusos apuntan sus armas hacia un convoy de soldados georgianos para impedirles el paso hacia Gori. Foto: PAVEL WOLGBER/EFE

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AGENCIAS-TIFLIS La paz no acaba de llegar a Georgia. Dos días después del alto el fuego, el país sigue viviendo en un ambiente de fuerte tensión e incertidumbre, debido a que los bandos contendientes se siguen acusando mutuamente de seguir llevando a cabo acciones bélicas y decenas de miles de civiles siguen desplazados de sus hogares.

El Ministerio del Interior georgiano confirmó que el control de Gori, la segunda ciudad del país, ya vuelve a estar en manos del Gobierno de Tiflis. Sin embargo, aseguran que las tropas rusas han vuelto a la ciudad costera de Poti. Mientras, los presidentes de las regiones independentistas de Osetia del Sur y Abjazia recibieron en el Kremlin el apoyo del presidente ruso, Dimitri Medvedev. Tras casi una semana de conflicto y la firma de un acuerdo de paz, el fin de las hostilidades no parece cercano.

Acusaciones
Después de que el miércoles tanto Georgia como Rusia se acusaran mutuamente de violar los seis puntos del acuerdo de paz al que llegaron el martes, tras la mediación del presidente francés, Nicolas Sarkozy, como presidente de turno de la Unión Europea, las acusaciones disminuyeron pero no cesaron.

En cuanto las acciones militares, Rusia lanzó ayer una nueva operación de castigo contra Georgia al destruir las instalaciones militares y navales en el principal puerto comercial georgiano, Poti, a orillas del mar Negro.

El alcalde de la ciudad, Iván Saguinadze, denunció la «destrucción» de las infraestructuras militares y portuarias en declaraciones a la radio estatal de Georgia. Poti, que cuenta también con una terminal petrolera, se encuentra a apenas 70 kilómetros de la frontera con la región separatista georgiana de Abjasia.

Georgia acusa a Rusia de romper su promesa de alto el fuego, aunque Moscú mantiene que sus incursiones en territorio georgiano se limitan a operaciones de «exploración», ya que suspendió hace dos días las acciones militares.

Mientras, en la ciudad de Gori, a pocos kilómetros de la frontera con Osetia del Sur, una columna de policías georgianos regresó para hacerse con el control de la ciudad. Allí les recibieron las tropas rusas que, según fuentes georgianas, permitieron la víspera que grupos de norcaucásicos saquearan la ciudad.

Según datos preliminares del Gobierno georgiano, cerca de 40.000 personas, el 80 por ciento de la población de Gori, huyeron de la ciudad ante el avance de las tropas rusas.

En las imágenes de la ciudad mostradas por Rustavi-2 se veían muy pocos habitantes y numerosos carros de combates y blindados rusos en el arcén de las carreteras de Gori.

Rustavi-2 indicó que las tropas rusas comenzaron a dejar la ciudad, pero añadió que difícilmente se cumplirán los plazos de retirada pues hay blindados dañados que no podrán ser evacuados rápidamente.