El presidente Musharraf saluda a la salida de la casa presidencial en Islamabad. Foto: MIAN KHURSHEED/REUTERS

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OTR/PRESS-ISLAMABAD La presión de sus adversarios, en el poder desde hace unos meses por las urnas, ha terminado tumbando al presidente de Pakistán, Pervez Musharraf que, ante el riesgo de una destitución forzada, presentó ayer su renuncia al cargo.

Según Musharraf, deja el cargo «en interés de la nación», si bien negó en todo momento las acusaciones de sus rivales políticos. Las calles del país se llenaron de paquistaníes que celebraron la inesperada noticia, aplaudida por sus rivales políticos por las posibilidades que ahora se abren para profundizar en la democracia.

«Después de las consultas con asesores legales y aliados políticos cercanos, y según su consejo, tomo la decisión de renunciar». Con estas palabras, Musharraf dijo adiós a nueves años de Presidencia, a la que accedió tras un golpe de Estado no violento, antes de trasladar su decisión definitiva al presidente de la Asamblea Nacional y anticipándose con ella al interés de la oposición por derrocarle en base a cargos legales.

Advertencias
Sin embargo, su discurso de abandono tuvo también tintes de advertencias a sus rivales, cuyas críticas negó de forma rotunda. «Durante 44 años he salvaguardado al país y continuaré haciéndolo».

«Ningún cargo tendrá ninguna posibilidad contra mí. Ningún cargo podrá ser probado contra mí mientras tenga total confianza en Alá Todopoderoso», subrayó el todavía presidente. Sí admitió, como «ser humano» que es, haber cometido errores, según informaciones de Al Jazeera. «Espero que esta nación y la población los tolere con el pensamiento de que mis intenciones fueron siempre limpias y en beneficio del país». La coalición de Gobierno, liderada por el Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), al que pertenecía la ex primera ministra asesinada Benazir Bhutto, acordó a primeros de mes iniciar un proceso para destituir al presidente, por lo que la decisión de Musharraf ha sido acogida con satisfacción. El hijo de Bhutto y presidente del PP, Bilawal Bhutto Zardari, mostró su confianza en que ahora el país «pueda resolver» los problemas internos.

Los talibanes paquistaníes aplaudieron el anuncio de dimisión de Musharraf y tendieron la mano al Gobierno para restablecer las negociaciones de paz, paralizadas tras las operaciones que ha lanzado el Ejército en el conflictivo noroeste del país.

Un portavoz de los integristas, citado por la cadena privada «Dawn», señaló que el movimiento Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), que aglutina a los grupos talibanes paquistaníes, considera «positiva» la salida del poder de Musharraf y «está dispuesto a retomar las conversaciones».