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EUROPA PRESS/EFE-LA PAZ Cuatro personas murieron ayer en Bolivia en un enfrentamiento entre civiles dentro de la ola de violencia que vive por tercer día consecutivo el país, azotado por las protestas contra el Gobierno de Evo Morales en varias regiones autonomistas.

El enfrentamiento más grave de este conflicto se produjo en las cercanías de la norteña y amazónica ciudad de Cobija (capital de la región de Pando), donde grupos de opositores y de afines al Gobierno se enfrentaron con armas de fuego la pasada madrugada. Un ingeniero de la Prefectura de Pando, un concejal de la localidad de Porvenir y dos campesinos murieron en ese choque, donde además una treintena de personas resultaron heridas.

El prefecto de Pando, el opositor Leopoldo Fernández, admitió en declaraciones a un canal de televisión que la situación en su región «escapa al control de las autoridades» y aseguró que se ha instaurado el «caos y anarquía».

Los radicales autonomistas también tomaron ayer varias instalaciones gasísticas del sureste boliviano y motivaron una importante restricción en el envío de energía hacia Brasil que luego se solventó, para garantizar la exportación de gas hacia el país vecino al 90%.

Sin embargo, la exportación de gas hacia Argentina, unos dos millones de metros cúbicos diarios, fue cortada totalmente por la mañana debido a la ocupación de una planta en el departamento de Tarija (sur) por parte de manifestantes.

Las protestas contra el Gobierno de Morales se iniciaron hace más de dos semanas cuando los prefectos (gobernadores) y dirigentes cívicos de las regiones de Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija y Chuquisaca anunciaron medidas de presión para exigir la devolución de una renta petrolera que antes recibían.