El candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, John McCain, se resiste a concretar cuál será su postura hacia España y, sobre todo, hacia el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, si llega a la Casa Blanca en las elecciones de noviembre.
Mientras, Zapatero insiste en que su Ejecutivo trabajará siempre con la Administración estadounidense con «voluntad constructiva» y «tenga el color que tenga». El presidente del Gobierno iniciará «antes de final de año» su primera gira por Oriente Próximo, una zona estratégica para EE UU y a la que un presidente español no viaja desde el año 1999.
En una entrevista a una emisora de Unión Radio en Miami, el senador por Arizona fue preguntado hasta en cuatro ocasiones si, de resultar elegido como presidente de EE UU, invitará a Zapatero a la Casa Blanca.
Las relaciones con EE UU se enfriaron incluso antes de la llegada de Zapatero a La Moncloa, cuando, durante el desfile militar del 12 de octubre de 2003, el jefe del Ejecutivo no se levantó al paso de la bandera estadounidense como muestra de rechazo a la guerra de Irak. Posteriormente, con la retirada de las tropas españolas del país mesopotámico, las relaciones se enfriaron todavía más.
Pese a la insistencia del entrevistador, McCain no concretó su postura. «Me reuniría con aquellos líderes que son nuestros amigos, y que quieran trabajar con nosotros en una acción cooperativa», afirmó el senador por Arizona en un primer momento al ser preguntado por el presidente español.
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