TW
0
EFE-ESTAMBUL El violento ataque del PKK a un puesto de vigilancia de la Gendarmería turca en la frontera iraquí ha abierto la puerta a la continuación de las operaciones militares del Ejército turco en Irak contra las bases del grupo armado kurdo.

Según informó en un comunicado el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Turcas, militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) atacaron ayer desde territorio iraquí a una división de la Gendarmería (cuerpo de policía rural del Ejército) causando la muerte de 15 soldados.

Veintitrés miembros del PKK, grupo considerado terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea y Turquía, murieron durante el combate.
«El momento en que se ha producido el ataque es muy significativo», afirmó el portavoz del Gobierno turco, Cemil Cicek, quien recordó que el próximo miércoles el Parlamento se reunirá para discutir la ampliación por un año más del permiso otorgado al Ejército en octubre de 2007 para realizar operaciones militares transfronterizas contra las bases del PKK en Irak.

El presidente turco, Abdullah Gül, que canceló un viaje oficial a Francia previsto para los próximos días y se reunió con la cúpula militar, dejó claro que la lucha contra el PKK «continuará en todas sus dimensiones, sin importar cuál sea el coste».

«Especialmente con las operaciones transfronterizas del último año, las Fuerzas Armadas Turcas han conseguido desmoralizar y reducir el poder de la organización terrorista», explicó Gül.

«¿Cómo se pudo producir este ataque traidor? Se investigará y a todos se les pedirá que rindan cuentas», añadió.
Por su parte, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, también interrumpió una visita oficial a varios países de Asia central y convocó de urgencia al Consejo para la Lucha Antiterrorista, que se reunió ayer tras la vuelta del jefe del Ejecutivo desde Turkmenistán.

El Gobierno iraquí, así como la Unión Europea y Estados Unidos condenaron el sangriento ataque.
También lo hizo el portavoz del Ejecutivo regional kurdo del norte de Irak, Jabbar Yaver, quien alegó que su gobierno no puede hacer «nada» contra estos ataques porque se producen desde una región deshabitada y fuera de control.